Algunos alumnos tienen necesidades especiales en las aulas por su poder económico mayoritariamente, influyendo en la educación con el resto de alumnos cuyas familias no son tan adineradas, ya que mientras los más enriquecidos se pueden permitir las escuelas más prestigiosas, otros no pueden apenas pagarse los estudios.
Con los estudios online se ha abierto una brecha enorme en cuanto a clases sociales y su evaluación ha afectado a nuestro alumnado de forma desigual. Esto se debe a que algunos profesores no están de acuerdo con el uso de clases online debido a su dificultad al manejarlo; y aunque la mayoría de esta generación pueden utilizar aplicaciones móviles, pero no todos pueden utilizar correos electrónicos y aplicaciones de videollamada como teams y Skype, que pueden ser necesarios para realizar las clases, afectando más a las clases bajas.
Por otro lado también es necesario el contacto directo para el proceso enseñanza-aprendizaje y su contacto directo con las emociones. Podemos decir entonces que esta vía online en la educación actual es una brecha social que se esta abriendo cada vez más.
El problema no sólo es económico sino también cultural, de capacidades y habilidades para poder aprender en este paso a la enseñanza online. Y aún teniendo los medios para realizarlos arrastrarían otros problemas como el desfase curricular y cultural respecto al alumnado más favorecido que impide el cumplimiento de la tan manoseada igualdad de oportunidades.
Por tanto es necesaria la Escuela como lugar de salvación y educación para que muchos alumnos no caigan en la exclusión social y para ello las políticas educativas han de estar unidas a políticas de carácter social, aportando recursos económicos y un cambio en los barrios.
Debemos encarar los problemas fuera del entorno empobrecido que se ha instalado en los medios de comunicación y de los discursos vacuos de la “modernización” de la Escuela.
Hay que realizar una fuerte apuesta por una formación continúa de calidad para nuestros docentes a lo largo de toda su vida laboral, que supere los más que claros límites de la formación. La calidad del profesorado marca, sin duda, la calidad del sistema.
Estos y otros tantos asuntos deberían ser prioridad para aquellos que creen que la Escuela debe jugar un papel de redistribución de los roles en nuestra sociedad y como producto de igualdad social.
En mi opinión, las aulas deben estar más igualadas en todos los aspectos para adaptarse a todas las clases sociales y así lograr un siglo XXI más justo socialmente y que dé más oportunidades a aquellos que no las tienen incrementando el proceso de enseñanza-aprendizaje y extendiendo la educación a todos los rincones.
Aquí os dejo un video final con una explicación sobre que esta bien y no de las clases sociales en las escuelas.
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